Tal vez mi natural inclinación era el transporte de pasajeros. De niño, me sub-yugaban los tranvías. Vivía a metros de la desparecido Estación de los Pocitos, lo que hoy es la conjunción de Avda. Dr. Soca, la entonces calle Rivera y Gabriel A.Pereira donde aun se erige orgulloso el Edificio Obertillo, con el viejo almacén-bar donde el Papá del gran "Pepe" Schiaffino, se tomaba la ca-ñita diaria. De los tranvías, sí, porque mi Abuelo Paterno a quien NO conocí, era "motorman" de los tranvías a tracción a sangre de su servicios a los Pocitos, luego, electrificados, el 31, el 37, el 59. Tal vez, lo traía en la sangre, servir a quienes querían moverse dentro de la muy hermosa Ciudad de Montevideo. Su Esposa, mi "angelito de la guarda", mi Abuela, LAVANDERA DE LOS POCITOS junto a sus hermanas). Pero el recuerdo de hoy es hacia el taxi. Aquellos Dodges, Chevrolets, Buicks y un "doble Pheaton descapotable con venti-letes de cristales labrados con firuletes labrados . . . Pero hoy especialmen- te quisiera recordar uno de los tantos hechos que me otorgó la vida en mi propio taxi, el 1-059, 47-9 de Patronal. Un sábado a la noche, me había faltado el nochero. Como hacía falta el dinero para cubrir con los compromisos económicos, dormí un par de horas y me largue a la oscuridad de una noche invernal, lluviosa, en la que poca gente había en las calles. Bajaba por Garzón al Centro, luego de dejar un viaje y aun de bandera baja, diviso entre las brumas de la cruel noche la figura de una mujer apretando contra su pecho un bultito. Una especie de telepatía, esta desesperada mujer me transmitió la enorme dificultad y urgencia que el caso requería. Clavé los frenos y presurosa ella vino hacia la ventanilla delantera. Me imploró ir al Pereira Rossell, ya que, me dijo "que aunque le parecía que estaba muerto, su bebito tenía una estrangución de hernia, sino la conducía al Hospital" Por supuesto, le dije que subiera de inmediato. Por las calles no rodaban practicamente taxis. Hacían fila entre mate y mate en las distintas paradas. Luces, balizas prendidas y algún que otro boncinazo, me llevaron al Pereira. El encargado de puerta advirtió la urgencia de inmediato y me abrió los portones. Aterricé en Urgencia. Yo mismo bajé en procura de asistencia y un enfermero acudió. Me retiré de inmediato y cuando arrancaba el motor del Ascona para irme, esa Mamá vino a mi a abonarme el importe del pasaje. Ni siquiera había disparado el medidor. En casos así, ESTAMOS AL SERVICIO DE LA POBLACION NECESITADA! Ella insistió en pagarme. Le dije que no se preocupara que volviera adentro a ocuparse de su bebito. Insistió. Le dí una cifra a vuelo de pájaro para liberarla y convinimos $10.oo. En subsiguientes días, el comentario con mi esposa fué si no había sido demasiado riesgo, atraversar la luz roja en Br. Artigas y Garibaldi donde siempre no falta alguien que NO interpreta a "una ambulacia de techito amarillo tratando de salvar una vida... No pasó una semana de este hecho final incógnito, cuando temprano en la mañana en Chucarro y Pereira me aborda una señora en traje "tailleur", pidiéndome la llevara al Hospital Pereira, porque era anestesista y la acababan de llamar para una operación de emergencia. Me pidió tener sumo cuidado de no causar un accidente. Me dió a elegir la ruta y obviamente omití Rivera, Pereira y Br. Con sumo cuidado en los cruces de barrio, salgo al costado del Pereira. En el camino le comenté lo pasado y oh, gran sorpresa con enorme alegría, me dijo "que el bebito había ocupado una camita reservada para una operación de rutina del día siguiente. Que se le había extirpado una hernia y que gozaba de buena salud! Obviamente, nunca le ví la cara, pero por ahí anda un hombre de la edad de mi hija mayor, Eliana, que el taxi, con su vocación de servicio, colaboró humildemente en salvarle la vida.
"Estas historias de taxis, las pienso incluir en un libro titulado "EL TAXI ES DE BUENA MADERA!" Presta servicios desde nuestro nacimiento cuando dormimos en una cuna, de madera, y llevamos a los deudos en el final de nuestras vidas, cuando llegamos al descanso eterno en un cofre de madera!" Un abrazo a todos los que tienen vocación de servicio transportando pasajeros por esta hermosa Ciudad!